domingo, 30 de agosto de 2009

¿Y SI LE CAMBIAMOS EL NOMBRE?


DESTRUYAMOS, PUES, MORALMENTE ESA RAZA, ANIQUILEMOS SUS RESORTES Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA, DESAPAREZCA SU ORDEN DE TRIBUS Y SI ES NECESARIO DIVÍDASE LA FAMILIA. ESTA RAZA QUEBRADA Y DISPERSA ACABARÁ POR ABRAZAR LA CAUSA DE LA CIVILIZACIÓN”

(Julio Argentino Roca, 1843-1914)

Esta frase sintetiza el pensamiento político-ideológico del responsable y ejecutor de la denominada “Campaña del desierto” Desierto que, como todos sabemos, no era tal. Estaba habitado por miles y miles de indígenas, dueños originarios de las tierras.

La inserción de nuestro país al mercado internacional y la consolidación del modelo agroexportador, generó la imperiosa necesidad de incrementar la disponibilidad de tierras aptas para la ganadería y la agricultura. Los indígenas vivían en esas tierras, les pertenecían por derecho histórico. Pero para Roca eran un obstáculo “en el camino del hombre blanco hacia la modernización” y, por lo tanto, debían ser eliminados.

A fines de 1877, al producirse la muerte de Alsina, fue designado ministro de Guerra y Marina. Roca implementará, entonces, un cambio radical de la política seguida con el indígena por su antecesor. Su plan consistirá en una ofensiva final a cargo de un poderoso ejército equipado con los últimos adelantos de la industria militar. Suprimió los sables y lanzas y los reemplazó por modernos fusiles Remington a repetición.

La expedición militar fue un verdadero genocidio que dejó un saldo de miles de muertos y más de 14 mil prisioneros. Lo importante para Roca y su campaña política no eran las víctimas, que ni siquiera eran consideradas como tales por la sociedad de la época, sino los millones de hectáreas "recuperadas" a los indios y su consecuente prestigio político militar.

En dos meses lograron ocupar la llanura hasta más allá de los ríos Negro y Neuquén, recuperar 500 cautivos y diezmar a las comunidades indígenas. Sólo quedaban libres, ahora, los últimos caciques. De acuerdo con la Memoria del Departamento de Guerra y Marina de 1879, los resultados de la campaña fueron los siguientes: 5 caciques principales prisioneros, 1 cacique principal muerto (Baigorrita), 1.271 indios de lanza prisioneros, 1.313 indios de lanza muertos, 10.513 indios de chusma prisioneros y 1.049 indios reducidos.

¿Puede una institución educativa que promueve los valores de una sociedad democrática, sustentada en el respeto a la multiculturalidad, la convivencia armoniosa entre todas y todos los habitantes de la Nación llevar el nombre de un genocida? ¿Es coherente con el repudio a toda forma de violencia como método de sometimiento cultural y político mantener la denominación de “Julio Argentino Roca”?